Investigadores israelíes encuentra una manera de detectar las células cancerosas antes de que se conviertan en tumores cerebrales
POR: Judy Siegel-Itzkovich
Células cancerosas
La investigación de la Universidad de Tel Aviv abre la “caja negra” del melanoma maligno.
Cuando el melanoma maligno -la clase de cáncer a la piel más peligrosa -se disemina al cerebro, es una sentencia de muerte casi segura. Pero ahora, los investigadores de la Universidad de Tel Aviv han encontrado una manera de detectar la micrometástasis -diminutos racimos de propa-gación de células cancerosas -meses antes de que ellas lleguen al cerebro y se desarrollen en tumores fatales.
El mecanismo que gobierna el crecimiento metastásico temprano y las interacciones de las células metastásicas con el microambiente del cerebro han permanecido por largo tiempo envueltos en el misterio.
De acuerdo a la nueva investigación, liderada por la Dra. Neta Erez del departamento de patología de la Universidad de Tel Aviv y recientemente publicada en Cancer Research, las micro-células tumorales secuestran la astrogliosis, la respuesta natural del cerebro a un daño o herida, para apoyar el crecimiento metastásico. Este nuevo conocimiento podría llevar a la detección del cáncer del cerebro en sus primeras etapas y permitir una intervención temprana.
Erez y su equipo utilizaron ratones modelos para estudiar y seguir la metástasis espontánea del melanoma en el cerebro. Ellos recapitularon todas las etapas de la metástasis -el descubrimiento inicial del melanoma en la piel, la eliminación del tumor primario, la diseminación micrometastásica de las células cancerosas a través del cuerpo, el descubrimiento del tumor y la muerte.
La detección de la metástasis depende de las técnicas de imágenes que todavía no pueden detectar la micrometástasis. Los pacientes con melanoma cuyo melanoma inicial fue extirpado creen que todo está bien por meses o años a continuación del procedimiento inicial. Pero después de que el tumor primario es removido, las células micrometastásicas aprenden a comunicarse con las células en su nuevo microambiente en el cerebro. Estas células son, al principio, hostiles a ellas, pero eventualmente, un tumor aparece. Las células viajaron a través del cuerpo al cerebro u otros órganos pero no fueron detectables a un nivel micro. Cuando ellas llegan a ser detectables, es demasiado tarde para un tratamiento.
Erez apodó el período de crecimiento inicial de células micrometastásicas diseminadas en órganos distantes la “caja negra” de la metástasis -la historia del melanoma en el cerebro.
“Creemos que hemos encontrado las herramientas para caracterizar la caja negra”, dijo Erez. “Y esta es la clave para desarrollar enfoques terapéuticos que pueden evitar la recaída mestastásica cerebral. Todo órgano en el cuerpo tiene un sistema de defensa que detecta a los intrusos”, explicó ella. “Mucho de esto es regulado por las células de apoyo en el cerebro. Cuando hay tejido dañado debido a un derrame o a una infección viral, estas células son activadas e inducen una respuesta inflamatoria”.
“En las etapas más tempranas de la metástasis, nosotros ya vemos astrogliosis e inflamación. El cerebro percibe la invasión micrometastásica como tejido dañado, activando la inflamación -su mecanismo de defensa natural. Nosotros encontramos que la inflamación desafortunadamente es secuestrada por las células tumorales que son capaces de crecer más rápido y penetrar más profundamente debido a que los vasos sanguíneos en el cerebro son más permeables que en cualquier otra parte del cuerpo. Encontramos que todo esto sucede muy pronto”.
Erez está ahora investigando senderos moleculares detallados en la respuesta biológica del cerebro para encontrar una manera de bloquear la metástasis. “Estamos esperando desarrollar las herramientas de detección para los humanos que nosotros desarrollamos en los ratones”, concluyó ella, “y los objetivos moleculares que nos permitirán prevenir la metástasis en lugar de intentar tratarla”.